El mar no estaba en muy buenas condiciones y, quitando la tripulación, fui el único que no me mareé de todo el pasaje, alguno que quería aguantar estoicamente en cubierta, a punto estuvo de caerse al mar por la borda cuando fue a toda velocidad a dar de comer a los peces.
Paco también intentó aguantar, pero cuando su cara llegó al color verde aceituna oscuro, decidió irse al interior. Como dijo mi madre cuando se lo conté: manda narices, el que se mareaba en el coche en todos los viajes y había que parar a que se le pasase el mareo. Cosas de la edad.
Debido a la emisión continua de vapores y gases la visita debe hacerse con mascarilla antigas (como en las películas), chaleco y manteniendo unas medidas de seguridad muy grandes, no pudiendo salir en ningún momento fuera de los caminos marcados, pues la superficie es bastante inestable y meter el pie en una caldera de agua hirviente no debe ser una sensación muy agradable.