EL ELEFANTE AFRICANO
SEGUNDA PARTE
Buenas tardes queridos lectores. Hoy os traemos la segunda y última parte de las publicaciones sobre el elefante africano, uno de los animales más impactantes de la naturaleza. Si te perdiste el primer post sobre el Elefante puedes verlo aquí Esperamos que os guste.
El Poder Femenino
La familia de los elefantes es totalmente matriarcal y está formada por una gran y experimentada matriarca, varias hembras de diversas edades (casi siempre se quedan en su familia), algunos machos jóvenes y los pequeños de la casa, que son protegidos en todo momento por el resto de la manada. Desde que nacen aprenden a caminar en el centro del grupo entre una maraña de enormes patas, trompas, colmillos y grandes cuerpos que hacen que sea casi imposible que sean atacados por un depredador.
Cuando los machos jóvenes llegan a una determinada edad abandonan la familia (suelen ser invitados amablemente a hacerlo por las hembras adultas) y pasan a vagabundear por la sabana, bien en solitario, bien en compañía de otros machos.
Cuando una hembra de la familia entra en celo, suelen aparecer varios machos que dirimen entre ellos el derecho a aparearse, siendo el más fuerte el que se quedará con el derecho a hacerlo; de esta forma se garantiza que el más fuerte sea el que transmita sus genes a la descendencia. Es el único momento en el que machos adultos son admitidos en el grupo familiar; deben ser bastante díscolos y revoltosos y prefieren que no estén cerca, pues serían muy mala influencia para sus parientes menores (no sé, pero esto me suena de algo).
Manada de elefantes
Cuando tienes la suerte de encontrarte una manada (no es difícil, pues no son muy expertos en el arte del camuflaje) es una gozaba poder seguirlos a una distancia y observar el comportamiento de los miembros. Cuando te acercas demasiado o las que mandan piensan que ya les has molestado bastante, una de las hembras adultas (la matriarca va guiando y una de las adultas suele cerrar el grupo) se da la vuelta, te mira y abre las orejas para advertirte que ya está bien y que no debes molestar más; si insistes, puede barritar un poco (no lo había comentado, pero se le llama barritar a las vocalizaciones de los elefantes) y entonces sí que es momento de pararte y dejarles marchar. Mi consejo es que lo hagas al primer aviso, no vaya a ser que tenga el día cruzado y no espere al segundo. Os puedo asegurar que acojona bastante ver que se da la vuelta y, mirando fijamente, levanta la trompa y abre la orejas; no hace falta que barrite ni que inicie una pequeña carga para que entiendas perfectamente lo que te quiere decir.
Una de las cosas que más impactan es cuando velan a sus muertos; si uno de los integrantes de la manada muere, el resto se queda cerca durante mucho tiempo protegiéndole de otros animales que quieren acceder a esta fuente fácil de energía. También cuando algún miembro de la familia no puede seguir el paso (está herido o es pequeño y no va tan deprisa) todo el grupo reduce la velocidad para que no se quede retrasado y sea presa fácil de los leones.
El Agua
Los elefantes necesitan una gran cantidad de agua para beber y bañarse (se suelen rebozar en barro para protegerse del sol y de los pequeños insectos que les atormentan continuamente) y las grandes matriarcas tienen perfectamente localizados en su mente los puntos de agua de su territorio. No es extraño ver a un grupo de elefantes atravesar grandes superficies desérticas para, después de un tiempo (a veces más de un día) llegar a un manantial o a un lugar en el que tras excavar empieza a manar agua.
Crías de elefante
También es común que destrocen los grandes baobabs para aprovechar el agua que estos otros gigantes guardan en su interior.
Aunque ya comenté que tienen pocos enemigos, sí que es verdad que los hipopótamos y los cocodrilos no les deben caer muy bien y cuando llegan a una charca lo primero que hacen es echarlos de su lado (en alguna ocasión se ha observado a algún elefante con trompa recortada por la acción de un cocodrilo cuando estaba bebiendo, seguramente el cocodrilo tampoco acabó bien el día), vigilando que no se acerquen. También en una ocasión vimos cómo un par de elefantes jóvenes no se atrevían a entrar en una charca, pues había un hipopótamo bastante agresivo jugando a “Soy el dueño de la charca y no se acerca nadie”.
Alimentación
Los elefantes comen cualquier tipo de vegetal, desde hierbas hasta grandes ramas de acacia espinosa como se puede ver en la foto.
Su sistema digestivo no es muy eficiente y los restos que van dejando (vamos boñigas) están repletos de semillas, insectos y restos de materia vegetal sin digerir, que son oportunamente aprovechados por babuinos y otros animales que siguen descaradamente a las manadas de elefantes para utilizar esta fuente fácil de alimento.
Los elefantes generan 6 pares de muelas durante su vida, muelas que les sirven para masticar la comida. Primero generan 3 pares de muelas de leche y, sobre los 15 años, empiezan a ser sustituidas por los 3 pares de muelas definitivas; cuando un par ya está muy gastado generan el siguiente y así sucesivamente. Por la gran cantidad de comida que ingieren al día, por la arena que muchas veces lleva y por lo seca que pueda estar (esto cada vez es más frecuente por la escasez de agua) los molares se desgastan más o menos rápidamente y cuando terminan con su último par de muelas no pueden seguir comiendo y acaban muriendo.
Cementerio de Elefantes
Cuando los primeros europeos llegaron a África observaron que había grandes cantidades de esqueletos de elefante agrupados en algunas zonas, creándose el mito de que los elefantes iban a morir a unas zonas determinadas. Aunque es muy bonito y bucólico, no tiene nada de cierto. Seguramente serían zonas a donde los cazadores los dirigían para que fuese más fácil su captura, o zonas atractivas para los elefantes de las que luego fuera difícil salir, por lo que acabaran muriendo allí.
También hay otra teoría que explica que son zonas donde la vegetación es más tierna (solían ser valles con mucha agua) (en aquella época no había problemas de sequía ni tenían limitada la movilidad como ahora) y cuando sus muelas ya no podían triturar la comida leñosa, pues se dirigían allí para poder seguir comiendo y acababan muriendo en el cementerio.
Cada uno que escoja la versión que más le guste o que se quede con lo de que van a morir a un sitio que es mucho más poético y bonito. A gusto del consumidor, yo no quiero ser un aguafiestas y la imaginación es una de las mejores cosas que tenemos.
Situación Actual
En la actualidad los elefantes africanos tienen grandes problemas para poder subsistir y casi todos ellos los hemos generado, directa o indirectamente, nosotros.
Además de la acción directa de la caza para trofeos (no veo el interés que puede tener disparar a un animal que es fácil de encontrar, al que no necesitas acercarte para matarlo, pues lo puedes hacer desde bastante lejos con las armas actuales), o para surtir a la medicina tradicional china, o para construir preciosas (y costosas para los elefantes) figuras de marfil, o para llenar parques zoológicos o circos (no solo son los que se encierran sino también los que mueren en el proceso y no llegan vivos)… nuestro comportamiento y desarrollo está creando muchas dificultades para la supervivencia a largo plazo de los elefantes.
El hombre ha creado una serie de barreras con sus fronteras, sus cercados para ganado doméstico o para cosechas o su desarrollo de las ciudades. Estas barreras hacen que los corredores que utilizaban los elefantes para moverse se hayan interrumpido y el amplio espacio que necesitan los elefantes para vivir se haya reducido notablemente. Esto ocasiona que destrocen instalaciones humanas para comer o pasar con la consiguiente venganza por parte de los damnificados, que la diversidad genética se vea muy mermada o que las zonas en las que están encerrados acaben asoladas por ellos mismos entre otros muchos problemas.
Es un problema de muy difícil solución y que no tiene buenas perspectivas a largo plazo; esperemos que se puedan mantener algunos santuarios en los que sobrevivan en buenas condiciones y podamos seguir disfrutando de su presencia.
En el caso del elefante asiático la situación es algo peor, pues ya casi no quedan ejemplares en libertad y solo hay algunos que han recuperado su libertad después de que ya no fuesen útiles para el ser humano y otros totalmente domesticados que se utilizan como aperos de labranza, medios de trasporte o exhibición pública. Una pena.
Mis experiencias con los elefantes
Es uno de los animales más agradecidos para observar: es relativamente fácil verlos, no se esconden de los turistas y es fácil estar un buen rato observándoles, si no sacas una escopeta no te tienen miedo y no salen corriendo, les cuesta mucho esconderse y pasar desapercibidos.
En todos los parques que he visitado (unos 30) creo recordar que he visto elefantes (excepto los dos de selva donde estaban los gorilas y los chimpancés), más o menos numerosos, más o menos cerca, pero siempre los he visto.
- En un par de ocasiones (Tanzania y Botswana) la hembra que cerraba el grupo se dio la vuelta y nos advirtió con muy buenos modales que ya le estábamos tocando los bemoles y que convenía que no siguiésemos tocándoselos, a lo que hicimos caso.
- En Namibia (franja de Caprivi) un elefante en Must atacaba una pobre acacia y hacía como que iba a cargar contra nuestro vehículo (por suerte era un camión grande), aunque a una distancia considerable.
- A la salida del hotel en Amboseli (es uno de los parques de Kenia con mayor densidad de elefantes) un elefante estaba comiendo ramitas de una acacia que demarcaba el camino; nos paramos a un par de metros de distancia (estábamos dentro del matatu protegidos por la línea de árboles) para observar cómo comía graciosa y delicadamente las ramas más tiernas; de repente, debió de pensar que no llegaba bien y en un momento arrancó totalmente el árbol para comérselo tranquilamente lejos de esos pesados turistas.
Me estáis tocando los bemoles
- El parque nacional de Chobe (Botswana) tiene una cantidad muy grande de elefantes, pero no habíamos visto muchos. Estábamos haciendo un recorrido en barco por el río que da nombre al parque donde suelen ir los elefantes a beber, pero no habíamos visto ninguno. Cuando ya íbamos a dar la vuelta observamos unos cuantos elefantes de tamaño mediano que se acercaban, se paraban y, como viendo que no había peligro, parecía que daban la señal para que se acercase una manada inmensa con más de 50 individuos de todas las edades y tamaños que nos dieron uno de los momentos más espectaculares y emocionantes que he podido disfrutar en mis viajes. Os dejo unas cuantas fotografías de este momento.