En esta ocasión, nuestros compañeros del viaje anterior al Río Perdido (Blanca y Juan Fran) nos abandonaron y fuimos el trío calavera de siempre: Paco, Pepe y yo.
Íbamos a recorrer las dos islas en un coche e iríamos reservando los hoteles según los sitios que íbamos visitando. Es una forma muy fácil de hacerlo y hay muchas opciones de hoteles; además, todos los hoteles tenían cocina (eran más bien aparthoteles) y las instalaciones eran muy amplias. En algunos casos, había acomodo para más de 10 personas.
Otra forma mucho más económica es hacerlo en autocaravana, pues hay muy pocos sitios donde no puedas acampar.
Si algo tiene malo este viaje es que es muy largo: vuelo a Londres, vuelo de 12 horas hasta Los Ángeles y otro vuelo de 12 horas hasta Auckland, la ciudad más poblada del país, aunque no es la capital, que es Wellington en el otro extremo de Te Ika a Maui. Esto hace que tardes día y medio en llegar si no hay contratiempos, cosa que, como contaré al final, ocurrió en el vuelo de vuelta.
En Auckland tienen un campo de golf en el parque. No vimos jugar a nadie, pero allí estaban los hoyos en mitad del parque sin ningún control (y quiero pensar que gratis) Que envidia me dio y que pena no haber metido los palos en el equipaje..
Pues ya sabes habrá que volver algún día con los palos de golf preparados!
Bueno, en realidad eso fue en Christchurch. En Auckland cenamos en un Wagamama.