ESTOCOLMO
EL FIN DEL VIAJE,
TERCERA PARTE
Bienvenidos sean todos una vez más a este nuestro blog. Hoy acompañaremos al Fotógrafo en su última etapa por su paso por la Laponia Sueca hacia Estocolmo, donde finalizará el viaje.
Nikkaulokta
La mañana del último día en Kiruna la dedicamos a actividades más típicas de estos viajes como son la moto de nieve y el trineo de perros. Lo primero que hacen es enfundarte con ropa para no pasar frío, que, como no es la tuya, te suele quedar grande y no es muy cómoda (y seguro que no huele bien).
La moto de nieve es divertida, pero como era poco rato tampoco tienes tiempo de acostumbrarte y coger experiencia. Supongo que teniendo más experiencia hacer una excursión más larga por zonas menos civilizadas debe estar muy bien.
En el caso del trineo de perros pasa un poco lo mismo; a mí me gustó mucho, pero al final se queda corto. Lo que debe ser divertido de verdad es poder practicar y llevar tú mismo el trineo, eso sí, cambiando con alguien para disfrutar del paisaje y poder hacer fotos. Desde luego, aunque corto, me gustó mucho y repetiría sin dudarlo (estamos barajando comprar un trineo para que Nala nos lleve de paseo).
Por la tarde fuimos a Nikkaulokta, poblado sami en el que las casas brillan por su ausencia, que quedaría al otro lado de Lapporten desde Abisko (al final son distintos valles del mismo macizo montañoso) y la ruta entre ambos forma parte de uno de los senderos más conocidos de Laponia, el Kungsleden Trail.
En el camino nos encontramos con un grupo muy grande de alces. Los muy listos se habían introducido en una granja y, tras romper la cubierta de algunas balas de paja, estaban merendando tan a gusto a costa del granjero de turno. Ya se sabe que en invierno la comida escasea y solo sobreviven aquéllos que son más listos o fuertes y con más reservas para aguantar. Intentar comer hierba cuando está cubierta por más de un metro de nieve no es fácil.
Nikkaulokta está al final de una carretera y ahí hay un hotel, restaurante y cafetería que recordaba un poco al hotel de El resplandor, aunque no se veía a Jack por ninguna parte ni tampoco niños montando en triciclo por los pasillos, por suerte.
Alces
El paisaje era grandioso y las luces del atardecer nos depararon unos momentos muy especiales. Estábamos solos en un mirador al final del camino a ninguna parte viendo uno de los atardeceres más impactantes que he visto, pues entre las nubes y la luz que iba desapareciendo poco a poco (mucho más lento que la caída en picado en unos segundos que se da en el Ecuador) las montañas estaban preciosas.
Después de las impresionantes imágenes nos paramos a tomar un chocolate caliente en la cafetería y al salir comprobamos que se había despejado y decidimos esperar a ver si podíamos ver allí las auroras. Desde luego, si se podían ver allí con las montañas de fondo iba a ser el acabose. Por desgracia, se nubló y nos quedamos sin verlas, pero desde luego, es un lugar para marcar e intentarlo en otra ocasión.
Como la previsión ya no era buena y estaba nublado por toda la zona, dejamos lo de las auroras, pues al día siguiente teníamos una buena paliza de viaje.
Nikkaulokta
Stora Sjöfallets
Nos despedimos prontito de Kiruna y nos dirigimos a Stora Sjöfallets. Toda la carretera que recorre el parque va bordeando un inmenso lago totalmente helado. El paisaje, con las montañas llenas de nieve, el lago helado, la nieve que a ratos cae, el sol que intenta asomar entre las nubes, las cascadas de hielo que cuelgan de las paredes, los bloques de hielo reventado sobre la superficie del lago, el color blanco predominante (nieve, nubes, hielo), las huellas de los animales en la nieve y los esqueletos de los árboles sin hojas hacen de este parque una maravilla que no se puede uno perder. El tiempo, como siempre, iba cambiando por minutos y cada parada nos deparaba vistas inmejorables. Era muy difícil elegir un sitio para parar, pues todos son impresionantes. Por desgracia, el tiempo apremiaba bastante y no pudimos pararnos tanto como hubiésemos querido.
Stora Sjöfallets
De camino hacia Lulea vimos otra vez una aurora, pero, aunque buscamos con ansia, no encontramos un lugar donde poder observarla en buenas condiciones y al final nos paramos en un lateral de la carretera y la disfrutamos; no fue muy intensa, pero fue una buena despedida de la Laponia sueca. Hasta pronto auroras, seguro que nos volveremos a encontrar.
Al día siguiente viaje en avión de Lulea a Estocolmo donde nos hicimos el PCR correspondiente, a ver si podíamos volver a España o nos teníamos que quedar en Suecia.
Estocolmo
Estocolmo es una bonita ciudad llena de canales y muy agradable para pasear.
Una de las actividades imprescindibles que teníamos que hacer era ir a ver a los patos en los canales (una lástima que además de ver los canales no les hicierais fotos).
Cuando llegué a Suecia, Sele y Roberto me dijeron que habían visto un pato precioso, con el pico azul y de color negro (vamos una rareza, pero rara de verdad) y necesitaban de mis conocimientos (son escasos, pero valen) para saber qué era. Con esta descripción, les contesté de forma inmediata y quizás un poco despectiva: eso es un porrón moñudo (Aythya fuligula) y tienes los que quieras en invierno en los embalses de Madrid. Efectivamente era un porrón moñudo y nuestro grupo de guasa quedó bautizado con ese nombre. Hay que decir que es un pato precioso, pero bastante común en nuestro país en invierno, volviendo luego en primavera a latitudes más norteñas a criar. A mí que me gusta hasta ver ñus y no me canso, ver patos de este tipo me parece un plan estupendo.
Porrón moñudo
Fue un buen fin de fiesta para el viaje (además pudimos visitar una estupenda tienda de mapas que estaba muy cerca del hotel) y que merecerá un viaje en su momento para conocerla más a fondo (cuando me haga mayor y no pueda ir de acampada sin una grúa que me levante de la colchoneta).
Finalmente nos llegó el correo con el PCR negativo y nos dieron permiso para irnos de Estocolmo volver a España.
El viaje ha sido maravilloso, el grupo muy bueno, todo ha salido muy bien (y eso que con el tiempo de esa zona podía haber salido muy mal) y es una gozada poder volver a salir, viajar y sentir que, aunque sea con las medidas correspondientes, se puede volver a hacer algo fuera de casa. Una de las mejores cosas del viaje es que nos hemos olvidado de las mascarillas y del Covid durante una semana. Espero que os haya gustado y, si podéis, os recomiendo que hagáis el viaje, pues da muchas satisfacciones y momentos espectaculares y muy emocionantes.
Stora Sjofällets
Nikkaulokta
Esperamos que os haya gustado el post, y nos disculpamos una vez más por la falta de fotos en la última sección. El Fotógrafo se lleva su peso en cámaras, trípodes y objetivos pero luego no es capaz de hacerle una foto a un pato con el móvil.
Aquí termina el viaje a La Laponia Sueca. Nos vemos la semana que viene con más!
Muy interesante.
Salu2 toreros.