CHURCHILL

Y LA BAHÍA DE HUDSON

Churchill y la Bahía de Hudson

Hola de nuevo, aquí sigo para contaros mi viaje para ver a los osos polares sobre los que ya os he hablado en el anterior post.

Uno de los animales más icónicos y que siempre he querido ver en su medio natural es el oso polar (Ursus maritimus). No es fácil verlos, pues suelen estar sobre la banquisa del Polo Norte y una vez que se ha formado es difícil acceder, pues está todo helado y la extensión es grandísima.

Pero hay un lugar en Canadá en la costa oeste de la Bahía de Hudson donde por determinadas circunstancias se congregan en un número considerable justo antes de que se empiece a formar la banquisa, a finales de octubre, principios de noviembre.

El viaje a esta zona me tiraba un poco para atrás, pues, por las imágenes que había visto, parecía más una congregación de osos sin hacer nada, vamos un poco como un circo.

Al final me decidí a hacerlo en el otoño de 2022 y la experiencia fue extraordinaria, pues no se parece nada a lo que yo había pensado.

Pero vayamos por partes.

¿POR QUÉ SE CONGREGAN LOS OSOS POLARES EN CHURCHILL?

Oso polar
Osos polares

Cuando desaparece la banquisa en verano, los osos se van a la costa a buscar algo de comida que suele estar cerca de las poblaciones como Churchill (casi la única de consideración en la zona). Además, en la costa de esta localidad se congregan en verano las belugas para enseñar a nadar a sus crías cerca de la costa y en el río Churchill. Los osos aprovechan esta circunstancia para alimentarse de los restos que dejamos los humanos, de las bayas que hay en la zona e intentar cazar alguna beluga.

Las belugas son bastante grandes y el éxito de los osos es escaso, pero ellos lo intentan, sobre todo con las crías y es bastante frecuente ver a las belugas con marcas de las garras de los osos en su piel. Alguna consiguen cazar y con eso se alimentan varios días y recuperan parte de sus reservas.

Osos polares, Churchill

Los osos están en la costa de la bahía de Hudson esperando a que se forme la banquisa y se hiele el mar para ir a cazar a su presa favorita, cualquier tipo de foca.

Y allí van los turistas a buscar a los osos en ese vasto territorio formado por grandes lagunas y caminos en la tundra. En la tundra no te debes salir nunca de los caminos fijados porque la marca que dejan los coches tarda varios años en desparecer.

CHURCHILL

CHURCHILL
OSO POLAR

Churchill es una localidad bastante alejada de todo y la única manera de acceder es con el avión (unas dos horas desde Winnipeg) o en un tren de mercancías que tarda unos 3 días en llegar desde la misma localidad y que lleva un par de vagones habilitados para pasajeros.

El ir a buscar los osos se puede hacer en vehículos todo terreno en unos inmensos buggies que pueden acceder al parque nacional con sus inmensas ruedas.

SALIDAS EN TODOTERRENO

Con estos vehículos no puedes entrar al parque y vas buscando a los osos y otra fauna por los caminos de la zona, accediendo a las playas.

Cada vez que localizaban algo interesante que ver y teníamos que bajar del coche, los guías locales, con su escopeta al hombro, hacían una revisión de la zona para comprobar que no hubiera osos cercanos. Una vez que habían comprobado que se podía bajar lo hacíamos siempre en grupo y sin alejarnos unos de otros; los guías siempre estaban comprobando la zona y había que dejar las puertas de los vehículos abiertas por si había que entrar rápido.

En alguna ocasión que estábamos haciendo fotos se nos fue acercando un oso (son muy curiosos) y cuando ya estaba a una distancia adecuada nos indicaron de forma clara y seria que había que entrar ya al vehículo. El oso no hizo intención de venir, pero sí que estaba ya cerca.

Este tipo de “excursión” no te permite acercarte mucho a los osos, pero sí observar otro tipo de fauna muy de cerca.

Liebre ártica
Liebre ártica

El primer día lo primero que vimos fue una liebre ártica (Lepus arcticus). Estaba tan a gusto detrás de una piedra protegiéndose de la ventisca y nos permitió acercarnos bastante. El guía estaba muy contento, pues, aunque es solo un conejo, es bastante escasa y difícil de ver.

También pudimos ver unos cuantos ejemplares de perdiz nival o lagópodo alpino (Lagopus muta).

Ambos animales los pudimos ver con su librea invernal totalmente blanca.

Otro de los animales que vimos fueron zorros comunes o rojos (Vulpes vulpes), tanto con su librea habitual (aunque mucho más exuberante que la que tienen en España) de color rojo y blanco como con su variación de color entre negro y gris, que allí denominan zorro gris, pero no tiene nada que ver con el zorro gris presente en otras zonas del mundo. También pudimos acercarnos bastante y se acercaban sin demostrar mucho temor y hasta vimos a uno cazar un roedor con su salto característico.

Otro de los animales que es posible ver es el zorro ártico (Vulpes lagopus). Es de un tamaño mucho menor y es un animal bastante más miedoso y no se acercó en ninguna ocasión mucho.

Zorro ártico
Zorro ártico
Zorro niveo
Zorro niveo
Zorro ártico

SALIDAS EN BUGGY

BUGGIE TODOTERRENO

Los buggies son unos vehículos bastante grandes con una capacidad para unas 40 personas. Nosotros hicimos 2 salidas generales (iba lleno, pero la mayoría no eran fotógrafos y podíamos colocarnos bien para hacer las fotos) y otras dos con el buggy solo para nosotros 9, por lo que disfrutamos mucho más, pues teníamos mucha más libertad para parar donde más interesaba y teníamos mucho espacio para poder hacer fotos.

Con estos buggies nos podíamos acercar mucho más a los osos, siempre dentro de los caminos marcados y pudimos observar un número considerable de ellos.

Vimos varias hembras jóvenes solitarias (no alcanzan la madurez sexual hasta los 4 o 5 años), varias parejas de machos jóvenes y cuatro hembras con oseznos (una cría o una pareja).

Los osos no muestran ningún temor a los vehículos y se acercan a los vehículos para terminar pasando al lado (como en África con los felinos). Incluso las hembras con los oseznos se acercaron sin ningún temor.

Osos
Osos

Los que más juego dieron fueron las varias parejas de machos jóvenes que vimos; la mayoría de las veces estaban tan a gusto tumbados, pero siempre había uno más inquieto que acababa picando al otro y empezaban a jugar, practicando lo que serán sus luchas cuando sean adultos.

Es muy curioso ver lo diferentes que son, en cuanto a su personalidad, unos de otros. Unos son muy inquietos, otros son muy curiosos (vinieron varias veces hasta el buggy y se “asomaban” para ver si podían conseguir algo de aperitivo).

En otra ocasión vimos un par de parejas que se acabaron juntando y se acercaron a una hembra joven solitaria, que los evitó y se fue dejándoles con un palmo de narices.

Polares
Oso polar

EL OSO POLAR Y EL SER HUMANO

La relación entre estos dos grandes depredadores nunca ha sido muy buena, aunque últimamente ha mejorado.

Como ya comenté, los osos polares son peligrosos, pues no tienen miedo al ser humano y pueden atacar, tanto para protegerse como para alimentarse.

En zonas como Islandia donde no es habitual que haya osos polares (es muy difícil que lleguen tan lejos nadando o sobre un iceberg) si aparece alguno no tienen el mayor problema en matarlo, pues podría provocar grandes daños al no poder alimentarse de focas como es habitual.

Osos polares

Cuando un oso aparece en una zona habitada, hacen que entre en unas trampas especiales para ellos (atrayéndolos con comida), los tienen recluidos en un centro de internamiento (literal) durante un mes y luego, con ayuda de un helicóptero, se los llevan al norte, bien lejos de donde han aparecido.

Durante nuestra estancia un día vimos a un oso bastante cerca del pueblo y ya había un vehículo de los rangers comprobando que no se acercase más a la población.

Por desgracia, la falta de alimento por la reducción de su periodo de caza de focas por la formación tardía de la banquisa y su desaparición temprana y por la expansión del ser humano (a pesar de las condiciones tan extremas de su hábitat) hace que estas interacciones sean cada vez más frecuentes y el que suele salir perdiendo siempre es el oso.

Osos
Oso descansando

Bueno hasta aquí mi viaje por las tierras canadienses del ártico. Fue una experiencia impresionante y estoy muy contento de haber ido. Ya solo me queda poder ver a los osos sobre los icebergs, pero eso ya será otra historia.

El viaje es indudablemente costoso, pero si tenéis oportunidad de hacerlo, os lo aconsejo, pues es de las mejores experiencias que yo he tenido con la fauna salvaje.

Espero que os haya gustado y nos vemos pronto para contaros otros viajes