Ya por la tarde visitamos dos de los valles más áridos de Atacama, donde los fenómenos meteorológicos han modelado la piedra creando diversas formas.
En el valle de la Luna, encontramos el Anfiteatro, las 3 Hermanas y muchas más. Impresiona bastante caminar por estos parajes en los que el sol cae a plomo y donde la sombra es algo de lo que has oído hablar, pero no aparece por ningún sitio y donde solo escuchas el sonido de tus pisadas entre el silencio absoluto (solo roto por las pisadas del resto de turistas).
A la entrada del valle hay una duna de unos cuantos metros de altura y a la que, por supuesto, subimos. La vista desde la cima es espectacular y merece la pena el esfuerzo de subir a pleno sol.